[ julio 10, 2003 ]
?Y por qué carajos no voté?
El presente documento histórico debe leerse teniendo en mente una bandera mexicana y el himno nacional; y que la nación me lo demande.
Resulta que acaban de finalizar unas de las campañas más vacuas, insulsas, vanas, hueras, de México. Lo más absurdo es que el IFE (ciudadano, legal, creíble, vale) nos amenaza con que o votas o te callas.
Yo no voté. Antes de que los más eminentes defensores de la moral ciudadana de este país decreten unos cuantos latigazos a mi irredenta espalda he de decirles que lo hice a propósito
(ateo), que ocurrio con premeditación
(destructor del Estado), alevosía
(por eso el país no avanza),
y ventaja
(corruptor).
No voté porque no tengo la más mínima gana de que unos monitos que se eligieron a sí mismos vengan a representarme ante una institución que es poco democrática.
No voté porque la democracia formal mexicana es eso, pura forma.
No voté porque no me convenció la historia de ningún partido y votar por el menos malo es como comerte el bistec menos corrupto.
No voté (ese es cuarto mandamiento de mi decálogo del abstencionista) porque una vez adentro no lo sacas ni implorando a dios padre, a dios hijo, al espíritu santo, es más, ni al santo.
No voté porque no puedo tragar el que el voto es tu único derecho (ese y el de pagar impuestos, no se me vaya a poner bravo Paco) y tu única forma de participación política en este país (claro, también está el quedarte calladito).
No voté porque el país puede vivir sin un voto más y esta es mi protesta.
No voté porque las personas por quienes hubiera sufragado no eran candidatos.
No voté porque me caen del hígado la mayoría de los candidatos, que ni siquiera fueron a darse una vuelta por mi barrio.
Y no voté porque la tinta mancha horriblemente los dedos, huele mal y no se quita en mucho tiempo; además de que me maltratan la credencial, pos que se cren.
Ustedes disculpen que me faltara una razón para el decálogo o que que sea esta lista de diez... menos uno.
Gracias por los aplausos
[3:14 p.m.]