[ julio 03, 2003 ]
Otra vez, el odio
Qué época más rara. Es la era de la inocencia y sin embargo existe más psicosis que en los momentos históricos más caóticos. No levanten la mano que no he hecho ninguna pregunta. Regresemos, al odio, pues.
Es fácil odiar, es sencíllisimo tener a un buen enemigo en quien desquitar ese exceso de energía sobrante. Aceptémoslo, depende de la personalidad de cada persona el si quiere odiar por puro gusto o responde a una agresión real. Es aquí que podemos encontrar dos tipos de odios: el nacido de una frustración o una inclinación natural propia de los humanos, y el aquel que es fruto de las acciones de otros. Uno y otro son odios, y debería haber palabras para diferenciarlos. El ejemplo más claro de ambas versiones se encuentra en El conde de Montecristo. Uno es de áquel que le tiende la trampa, el injustificado, el visceral; el otro, el de Dantés, es un odio que mantiene vivo y que se aferra al corazón para hacerle vivir. Sea pues que el segundo tiene una finalidad más o menos positiva.
En la vida real, sin embargo, generalmente combinamos el odio que generamos. Una palabra, una acción no aclarada, exacerbado por algo que sí se hizo nos van llevando en una vértigo de rencores. Y henos aquí, algunos meses después describiendo haciendo uso de ese derecho: antipatía contra él.
Pero... Cansa. Y el muy desgraciado sigue jodiendo la vida. Su presencia roba energía (la cual posiblemente sea redestinada a la Estrella de la Muerte), su voz (tengo la teoría de que la aprendió en la Casa de los Murciélagos, del Popol Vuj), los ojillos maliciosos (heredad de los degradados hombres pez que habitan todavía en algunas islas de la Polinesia) y su defensa de lo indefendible (cercano a los sofistas y a las bestiales esfinges) no puede más que provenir de un ser de otra galaxia. Digo, sería normal un sujetillo que te provocara aversión, pero en cuanto más cerca está de ti más quisieras una cuarentena de los sujetos de otras galaxias, con maneras de ver la vida que se asemejan más a una cruza de los sátiros de la edad clásica con Nerón (por cierto, gracias a Marx que él no fuma que si no ya nos hubiera organizado una carne asada).
Algo más, supongo que él no tendrá nada que ver con el Cuervo de Poe, ¿verdad? Si alguno tiene más información sobre él, escríbame o mande adhesiones a una solicitud, dirigida al servicio interplanetario, a los hombres de negro, a los X o al servicio antiinfecciones espaciales, para que le restrinjan el acceso la próxima vez que salga de nuestra galaxia o le deporten cuando haya oportunidad. Es el momento, si no lo hacemos ahora puede que a la vuelta del año traiga a su familia, a sus vecinos o definitivamente se mude con todo su planeta para acá.
Piensen en sus hijos, ¿los imaginan en un mundo así? No, pues evítenlo.
Vale, un saludo y quiera la suerte que se efectúe la cuarentena.
[2:18 p.m.]