BITACORA DEL DESHIELO


BITACORA DEL DESHIELO

[ julio 02, 2003 ]

El odio

 

Odio.
(Del lat. odĭum).
1. m. Antipatía y aversión hacia algo o hacia alguien cuyo mal se desea.

Sucede que es muy fácil caer dentro de semejante sentimiento. No hacerlo es simplemente para los dioses (pero no los nuestros, esos señores de ejércitos y devoradores de hombres) o para las piedras. Como ni uno ni otro soy, tengo que confesar mi aversión más profunda para un ser innombrable, quien en poco tiempo ha cosechado más antipatía de mi parte de la que logró en toda la secundaria el matón del barrio (claro que él era muy útil en ocasiones).
Bueno, a lo que me truje, resulta que uno puede ir por ahí odiando a cuanto gañán se le atraviese y sin ninguna responsabilidad, culpa o consecuencia, a menos que tenga a bien tomar un par de armas de fuego y asa la idea de "minimizar a la humanidad".
Esas son ya palabras poco más allá de lo que intento tratar. En primera, yo puedo odiar. Eso es uno de los derechos que tan poco se ha discutido en el mundo pero cuyo trato es más necesario en estos momentos. Por lo menos para dejar muy claro hasta donde se ubica el odio y hasta donde la más llana estupidez.
Allá por los tiempos heroícos, la Edad Media, pues, era muy normal que un buen soldado odiara con todo su corazón a su contrincante, que le confiriera las cualidades más perversas de la historia. En estos momentos, un soldado medio no sabe ni a quién va a matar. Siempre y cuando no sea latinoamericano en AL, que esos sí se avientan cada matancita que carajo...
Bueno, regresemos a nuestro asunto. El espíritu del militar sí ha cambiado. En estos momentos cada militar es inocente. Antes por lo menos aceptaban sus asesinatos, la muerte de sus manos; ahora, todos tienen la mente en blanco y ni conciencia de lo que hacen. Generalicemos para no tener que tomar caso por caso. Todos "hicieron lo que deberían hacer", todos actuaron como ameritaba la situación, y sin embargo cada vez nosotros les creemos, o hacemos cómo si les creyeramos.
Desmond Morris escribió que todos los animales tienen mecanismos para salvar a dos contendientes: en el momento en que uno se declara vencido mediante sus actitudes, el otro va a respetar su vida. No ocurre así. Los prisioneros son pocos porque las armas son más letales que antes. (continuaré la idea más adelante)

Reyes
[3:30 p.m.]

Comments: Publicar un comentario